
mayo 9, 2020
Nadie elige estar enfermo y la obesidad es una enfermedad.
En muchas ocasiones durante la consulta me doy cuenta que los pacientes presentan la angustia de sentir que están decidiendo hacerse un procedimiento quirúrgico porque fallaron. Fallaron en la batalla contra la obesidad, fallaron en sus múltiples intentos por bajar de peso y que tuvieron la culpa de subir tanto de peso que ahora se tienen que operar. Y la triste verdad es que ese sentimiento lo ha generado la sociedad a través de los años juzgando a quien decide realizarse una cirugía bariátrica, como si fuera un delito buscar un tratamiento para tener una mejor calidad de vida.
En varias ocasiones he escuchado “Esta así porque quiere, come mal y no hace ejercicio”, y yo les pregunto
¿Acaso todos los que están en su peso hacen ejercicio y tienen una alimentación saludable?
Todos mis pacientes antes de llegar al consultorio tienen una historia larga de intentos de dietas, las conocen todas, han recorrido la ciudad buscando alternativas de tratamiento sin éxito, han probado muchas rutinas de ejercicio con resultados nulos o parciales.
Hay que entender varias cosas, en primer lugar, la obesidad, no es una opción para el paciente, si lo fuera, nadie la elegiría. La obesidad es una enfermedad con múltiples factores de riesgo que facilitan la posibilidad de desarrollarla, la genética, el metabolismo, las enfermedades, la edad, la vida laboral, familiar y social, el estado de ánimo, la calidad del sueño, el estrés, el tiempo disponible, entre muchos otros y cuando estos se juntan atrapan a los pacientes en un círculo vicioso que se vuelve complejo de romper.
Siempre hay que recordar que realizarte una cirugía bariátrica no es fallar, es elegir un tratamiento mucho más efectivo y que requiere un mayor compromiso, para mí fallar ante la obesidad, perder la batalla, es fallecer joven a consecuencia de un infarto, es padecer las complicaciones de la diabetes a temprana edad o haberte limitado de disfrutar en muchas cosas por padecerla. ¿Operarte? No, no es perder ante la obesidad, es enfrentarla con el arma más poderosa.